Desde hace unos años se empieza a disponer de información que permite conocer mejor qué sistemas neurobiológicos interconectados pueden estar negativamente afectados por una de las situaciones más estresantes por las que puede pasar un niño/a como es el maltrato en edades tempranas. Toda la información de la que disponemos apunta a mecanismos epigenéticos, es decir, a los efectos que el maltrato o los cuidados gravemente inadecuados pueden tener en la regulación de la expresión genética.

La investigación epigenética se centra en el estudio de los cambios en la función, en la expresión de los genes sin alteración de la secuencia genética, producidos como respuesta a cambios en el ambiente en el que se desarrolla el sujeto. Uno de los mecanismos epigenéticos más estudiados es el de la Metilación. Para entender mejor este documento es necesario conocer, aunque sea de manera simplificada, en qué consiste este mecanismo.

Cómo entender algo mejor la Metilación del ADN:

1. El ADN (ácido desoxirribonucleico) es un ácido nucleico que contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos y que también es responsable de la transmisión hereditaria.
2. El ADN es un polímero de nucleótidos. Cada nucleótido está formado por un glúcido (la dexosirribosa), un grupo fosfato y una base nitrogenada. La base nitrogenada puede ser una de estas cuatro: adenina (A), timina (T), citosina (C) y guanina (G). Lo que distingue a un polinucleótido de otro es la base nitrogenada,
3. La metilación del ADN consiste en la adición enzimática de un grupo metilo en la citosina y generalmente se produce en las regiones genéticas en las que existe una gran concentración de dinucleótidos citosina y guanina (CpG).
4. La metilación es fundamental en la regulación de la expresión genética y, por tanto, puede provocar alteraciones en la transcripción genética sin necesidad de que se produzca una alteración en la secuencia del ADN y se convierte en uno de los mecanismos responsables de la plasticidad fenotípica.

Resumiendo: la metilación del ADN, como consecuencia de situaciones específicas en el ambiente en el que se desarrolla un ser humano, puede provocar todo tipo de cambios en su funcionamiento incluida su salud física, su comportamiento, sus emociones, sus cogniciones, la forma en que se relaciona con los demás, etc.  

Este tipo de investigación epigenética puede ser de ayuda para conocer mejor la razón por la que las experiencias de maltrato en la infancia aumentan el riesgo para sufrir problemas de salud física o mental. Si la información proporcionada por la investigación actual señala que el maltrato infantil produce importantes y estables efectos de tipo epigenético, parece muy razonable pensar que, una vez ocurrido el maltrato o la desprotección, una parte muy importante del DAÑO YA ESTÁ HECHO.

Esto obligaría a hacer una llamada de atención a los profesionales y a los gestores de la protección infantil para que asignen (o trasladen) todos los recursos posibles para promover acciones que eviten la aparición de situaciones de maltrato infantil o para que se pueda actuar de manera urgente y cuanto antes sea posible detectar tales situaciones.

Presentamos aquí un resumen de un importante estudio llevado a cabo por el equipo de Dante Cicchetti (Universidad de Minnesota Twin Cities), uno de los investigadores de mayor prestigio mundial en psicopatología evolutiva y en maltrato infantil. Este estudio se publicó ya hace unos 7 años (en 2016) en la revista Development and Psychopathology, también una de las de mayor impacto en el ámbito científico y con mayor garantía de solvencia en sus publicaciones. Se adjunta el texto completo del estudio para quien lo quiera revisar en detalle.

La hipótesis que motiva este estudio es la siguiente: Los niños víctimas de maltrato presentarán un mayor riesgo que los no maltratados de sufrir problemas de salud física y mental que estarían asociados a patrones diferenciales y específicos de metilación en su epigenoma.

En este estudio participaron un total de 262 niñas y 286 niños en edad escolar (media de edad de 9,4 años) y de bajo nivel económico. De ellos, un total de 298 habían sido víctimas de maltrato infantil. La existencia de maltrato infantil se evaluó en los 548 niños y niñas de manera individual y por profesionales especializados. Todos los análisis de este estudio se hacen comparando los niños maltratados con los no maltratados y garantizando que no hay diferencias entre ambos grupos en aspectos relevantes como los ingresos, el tipo de familia, la educación de la madre, etc.

Las muestras de ADN se obtuvieron a partir de la saliva de los niños y niñas. El estudio de la metilación en las muestras de ADN se llevó a cabo siguiendo los procedimientos más exigentes y rigurosos. (más información técnica se puede encontrar en el manuscrito que se adjunta).

Los resultados son especialmente difíciles de entender por quienes no estemos familiarizados con este ámbito de la ciencia genética. No obstante, trataremos de presentar la información más relevante:

1. Los niños maltratados y los no maltratados presentan diferentes y significativos valores de metilación en un total de 1876 “sitios CpG” (Citosina-fosfato-Guanina).
2. Los niños maltratados presentaron una mayor metilación en “sitios CpG” donde los niños no maltratados presentan baja y media metilación y una menor metilación en sitios donde los niños no maltratados presentan una alta metilación.
3. Las diferencias en el patrón de metilación entre niños maltratados y no maltratados estaban asociadas con un mayor riesgo para diversas enfermedades físicas y psíquicas.
4. En algunos “sitios” específicos (ANNKI), las mayores diferencias con los niños no maltratados se observaron en los niños/as en los que el maltrato se había producido a edades más tempranas.

Éste no es el único estudio en el que se observa un patrón diferencial de metilación que sugiere la existencia de importantes efectos de tipo epigenético en los niños víctimas de maltrato en la infancia. A lo largo de las dos últimas décadas multitud de estudios han encontrado hallazgos similares que parecen confirmar el hecho de que algunas de las consecuencias observadas en niños víctimas de maltrato pueden estar mediadas por efectos de tipo epigenético.

Si esto es así, surge una pregunta importante: ¿Estos cambios de tipo epigénetico son duraderos y estables y, en su caso, son reversibles con algún tipo de tratamiento?

En todo caso, la información disponible sugiere que “el maltrato en la infancia provoca cambios de tipo epigenético que influyen de manera duradera y estable en el desarrollo físico y psíquico de quienes lo sufren”.

Los niños y las niñas tienen derecho a que se pongan todos los medios disponibles para que no sufran de manera innecesaria las consecuencias de situaciones gravemente adversas que puedan ser evitables con actuaciones muy tempranas y eficaces.

Si esto es así (y parece que lo es) sólo quedan unas pocas conclusiones razonables:

• Resulta imprescindible y urgente dedicar el máximo esfuerzo a evitar la aparición de situaciones de maltrato en la infancia, especialmente las que se producen a edades más tempranas.
• En caso de que no se pudieran evitar, resulta imprescindible y urgente dedicar el máximo esfuerzo a detectar de la manera más temprana posible la aparición de situaciones de maltrato en la infancia.
• Una vez detectadas lo más temprano que sea posible, es imprescindible dedicar el máximo esfuerzo al desarrollo de intervenciones muy tempranas que demuestren eficacia en hacer desaparecer las situaciones de maltrato y en eliminar o reducir los efectos producidos en el desarrollo físico y psicológico de las víctimas.
• Todo el esfuerzo que se dedique para proteger a los niños víctimas de maltrato que no se haga de manera muy temprana o poco eficaz puede resultar valdío.

Enlaces a los documentos originales de los estudios:

An Investigation of Child Maltreatment and Epigenetic Mechanism