Los beneficios y riesgos de las “escuelas infantiles” en la atención a bebés. Lo que nos dice la ciencia sobre el efecto del tiempo diario y la edad de los niños/as que son atendidos en escuelas infantiles.

16

febrero

2024

9 minutos

Con la intención de aportar información que resulte de utilidad a las familias y a los gestores de las políticas sociales y educativas centradas en las familias y el desarrollo de los seres humanos desde los primeros momentos de la vida, presentamos de manera accesible los resultados del estudio más importante que se llevó a cabo en el mundo sobre este tema hace ya más de 20 años. Se trata del estudio conocido como “The NICHD Study” o, más largo, “The NICHD Study of Early Child Care and Youth Development” (“El estudio sobre los cuidados tempranos de los niños y niñas y el desarrollo de los jóvenes”).

Vamos a presentar de manera ordenada los objetivos, la metodología y los resultados más relevantes de este estudio y adjuntamos (para quien quiera leerlo en detalle) la documentación original en la que fueron publicados.

  • El estudio tuvo como principal objetivo aportar conocimiento útil sobre el efecto que tiene en el desarrollo infantil la calidad y la cantidad de la atención que reciben los niños/as en las “escuelas infantiles”. Por “calidad” se entendía la medida en que el cuidador o los cuidadores interactúan con el niño/a de una manera atenta, sensible, responsiva, estimulante y afectiva. Por “cantidad” se entendía la edad de entrada de los niños/as en la escuela infantil y el número de horas semanales que permanece en la misma.
  • Las hipótesis básicas del estudio se centraban tanto en la “calidad” como en la “cantidad” del recurso. Se trabajó con dos hipótesis complementarias. La primera de ellas consideraba que sería la calidad de la atención, pero no la cantidad de tiempo, la que tendría un efecto en aspectos relevantes del desarrollo infantil. La segunda hipótesis proponía que tanto la calidad de la atención como la cantidad de tiempo tendrían efecto en el desarrollo infantil.
  • El estudio se llevó a cabo bajo la dirección del profesor Jay Belsky (autoridad indiscutible y de reconocido prestigio en el estudio del desarrollo humano) y coordinó equipos de 10 universidades de USA. Los equipos de investigadores no compartían ideas previas ni hipótesis sobre los resultados esperados (incluso había predicciones contradictorias) pero estaban abiertos a aceptar los resultados que se obtuvieran.
  • Con un presupuesto total de 150 millones de dólares de los años noventa, el estudio contó con la participación de 1.364 familias de diez ciudades diferentes de USA. Se llevó a cabo un seguimiento y evaluación pormenorizada de los niños/as y sus familias a los 6, 15, 24, 36 y 54 meses de edad de los niños/as y posteriormente, cuando los niños/as estaban en 1º, 3º y 5º de educación primaria. Se evaluaron múltiples aspectos y características de las familias y del desarrollo infantil (cognitivo, social, emocional y conductual).
  • Para poder disponer de información válida sobre el efecto de las variables principales (calidad y cantidad del cuidado recibido en las escuelas infantiles) se controló o descontó el posible efecto de algunas variables familiares importantes: ingresos, presencia de uno o dos progenitores, pertenencia a alguna minoría étnica, género del bebé, temperamento fácil o difícil del niño/a, sintomatología depresiva en la madre, etc.).
  • De la misma manera, cuando se evaluaba el efecto de la calidad del cuidado se controlaba o descontaba el efecto de la cantidad de tiempo y, viceversa, cuando se evaluaba el efecto de la cantidad de tiempo se controlaba o descontaba el efecto de la calidad del cuidado.

Los resultados más relevantes que se obtuvieron en este estudio son los siguientes:

  1. Los niños que pasaban más tiempo cuidados por personas diferentes a sus padres o madres, más concretamente los que permanecieron diez o más horas por semana durante sus primeros quince meses de vida (factor de riesgo 1), tenían más probabilidades de desarrollar un apego inseguro con su madre, (evaluado a través de la Situación Extraña) a los quince meses, SI Y SOLO SI, también experimentaron un cuidado maternal catalogado como poco sensible (factor de riesgo 2).
  2. Cuando los niños tenían treinta y seis meses de edad, era sólo la combinación de los dos factores de riesgo -pasar mucho tiempo en la escuela infantil durante los primeros 36 meses de vida y recibir un cuidado maternal poco sensible- lo que continuó prediciendo un Apego Inseguro medido con la Situación Extraña.
  3. Los análisis detallados del comportamiento interactivo materno con el niño/a revelaron que cuando los bebés pasaban más tiempo bajo el cuidado no materno durante sus primeros 6, 15, 24 y 36 meses de vida, las madres eran menos sensibles a sus bebés cuando se les observa interactuando con ellos a los 6, 15, 24 y 36 meses de edad, respectivamente. En cambio, el hecho de pasar menos tiempo en “escuelas infantiles” o cuidados por otras personas predijo una maternidad más sensible. Estos resultados parecían consistentes con la afirmación de que un tiempo prolongado lejos del niño podría socavar la capacidad de los padres para conocer bien al niño y así interactuar de la manera más favorable para su desarrollo.
  4. Cuando los niños/as tenían 4 años y medio se evaluaron, a través de informes de los profesionales y de los padres, la presencia e intensidad de problemas que implicaban desobediencia y conductas agresivas. Tal y como se puede observar en la siguiente figura, a medida que aumenta el promedio de horas semanales que un niño/a pasa en una escuela infantil también lo hizo el porcentaje de niños que puntuaron en el rango de riesgo en ambos tipos de conducta (agresión y desobediencia). Esto sugiere que los niños/as que permanecen más tiempo a la semana (en promedio) en cuidados no maternos durante sus primeros 4 años y medio de vida no solo eran más asertivos, como algunos esperaban que fuera el caso, sino que indiscutiblemente también eran más agresivos y desobedientes.

Estadísticas de las escuelas infatiles

  1. Cuando estos niños y niñas llegaron a la adolescencia se evaluó, a través de autoinformes de los propios adolescentes, el comportamiento agresivo y las conductas de tipo delictivo. Los resultados obtenidos indican que presentaban más conductas agresivas y delictivas los adolescentes que, una década antes y durante sus primeros cuatro años y medio de vida, habían estado más tiempo y desde una edad más temprana cuidados en grupos grandes de escuelas infantiles (más cantidad y menos calidad).

Las principales conclusiones que los autores de este estudio proponen en base a los resultados obtenidos se pueden resumir de la siguiente manera:

  1. La cantidad de tiempo que los niños/as pasaron en “escuelas infantiles” importaba, aunque sólo fuera con respecto al desarrollo social y conductual.
  2. La buena noticia del estudio sugiere que disponer de una atención de mejor calidad en la “escuela infantil” era útil para fomentar el funcionamiento intelectual. Sin embargo, no se observaron evidencias de que pasar más o menos tiempo en “escuelas infantiles” de alta calidad produjera más o menos beneficios cognitivo-lingüísticos.
  3. La mala noticia del estudio sugiere que permanecer en una “escuela infantil” desde edades muy tempranas, durante muchas horas y durante mucho tiempo predice más problemas de conducta tanto a los 2 años, como antes y después de la transición a la edad escolar y un mayor número de conductas de riesgo e impulsividad en la adolescencia.
  4. El tipo de familia en el que creció un niño resultó ser mucho más importante para el desarrollo que su experiencia en la escuela infantil. El director del estudio, en el capítulo de su libro “The origins of you” que explica este estudio y sus resultados, lo expresa de la siguiente manera: “Si el Good Lord viniera a ti cuando aún eras un feto y te dijera que tienes que elegir entre (1) crecer en una familia con buenos recursos y que apoya tu desarrollo, pero debes pasar mucho tiempo durante tus primeros cinco años de vida en una “escuela Infantil” que no es de alta calidad o (2) crecer en una familia que funciona mal y que tiene recursos muy limitados de estimulación para tu desarrollo, pero pudiendo estar cuidado en una escuela infantil de alta calidad, ¿qué elegirías? Con base en los resultados del estudio NICHD, parece ser que la primera opción es la más adecuada”.

Por último, transcribimos aquí, como resumen de los resultados de este estudio, la opinión que formula Jay Belsky en el capítulo citado y que hacemos nuestra.

Es nuestra opinión ponderada que se debe ofrecer a las familias “permisos parentales” amplios y retribuidos tras el nacimiento de un hijo. Por varias razones. La primera porque, encuesta tras encuesta, la preferencia de los estadounidenses es poder tener

a sus hijos más pequeños criados en casa por las propias madres y padres en lugar de ser coaccionados por necesidad económica a pagar a otros para hacer esa tarea. Además, no tenemos ninguna duda de que, si los niños tuvieran algo que decir al respecto, dirían

a aquellos que realizan tales encuestas exactamente lo mismo! La segunda razón se basa en que creemos que los niños deben recibir una atención de buena calidad, no sólo ni principalmente porque los beneficie en algún momento de su futuro desarrollo y, por tanto, beneficie a la sociedad, sino porque estos niños “nunca pidieron estar aquí” y porque nuestros más jóvenes y vulnerables ciudadanos tienen todo el derecho a una calidad de vida digna, día tras día, por lo que deberíamos pensar más en términos de los derechos de los niños y lo que es moral y ético y menos en términos de cuál será el retorno de la inversión de brindar atención de un tipo u otro”.

Enlaces a los documentos originales de los estudios:

Are There Long-Term Effects of Early Child Care? – Belsky 2007

The Origins of You – How Childhood Shapes Later Life