Los niños pequeños regulan su comportamiento para evitar enojar a los adultos
29
noviembre
2023
4 minutos
No es muy infrecuente que nos encontremos con algunos papás y mamás, abuelos, abuelas…u otras figuras de apego e, incluso, algunos profesionales que nos digan que a veces los psicólogos exageramos y que, en realidad, los bebés no se dan cuenta de nada y que no se enteran o no pueden quedar afectados cuando hay un problema en casa o alguna mínima discusión.
Incluso los cuidadores que dicen no estar cerca del niño en discusiones, enfados, duelos, ataques de ansiedad o cualquier otra emoción suelen considerar que es casi imposible que el niño se dé cuenta de ello o que le afecte….como solemos señalar quienes trabajamos en el ámbito clínico, ya sea con adultos o con niños y niñas.
En esta grabación podemos ver un extracto de una de las investigaciones llevadas a cabo en el I-LABS (“Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro”) de la Universidad de Washington. En muchas de estas grabaciones se puede observar un hecho relevante: los bebés que ven y oyen una situación aparentemente conflictiva, una discusión entre adultos, etc. parecen utilizar esa información emocional para evitar comportarse de manera que parece tener como objetivo no enfadar a los adultos.
En este estudio llevado a cabo con bebés de 15 meses se pudo constatar (tal y como se observa en la grabación) que los bebés detectan las señales de IRA cuando observan las interacciones sociales de otras personas y, en base a la recogida de esta información, su conducta se ve modificada posteriormente para ir cautelosamente evitando que los adultos se enfaden.
El experimento consistió en lo siguiente. El bebé está en brazos de su madre, frente a ellos está sentada una chica que con voz dulce le ofrece al niño jugar con unas cajitas de colores. El niño sonríe y juega.
Posteriormente entra otra mujer, a la que en el experimento denominan “Emoters” (figura que representa la emoción con la que se trata de evaluar la respuesta en el niño) y da un portazo (el niño gira la cabeza ante el ruido). Theresa, que es la chica que anteriormente jugaba con las cajitas con el bebé ha sacado otro juego que es como una cadenita para seguir jugando con el bebé. La “Emoter” se sienta y se pone a leer el periódico sin conectar con la mirada del bebé.
Cuando Theresa empieza a jugar con la cadenita la “Emoter” le reprende diciéndole con voz grave y fuerte que ese juguete es molesto y agravante. Observe la cara del bebé.
Ahora viene la parte más interesante del estudio. Al ofrecerle la cadenita al bebé éste se queda paralizado y no juega… El bebé ha registrado una conducta de ira hacia otra persona y para no volverla a provocar modifica su conducta.
Betty Repacholi y Andrew Meltzoff, autores del experimento, nos llaman la atención sobre la importancia del estudio socio-bio-emocional de los bebés para conocer el futuro bienestar de las personas adultas. Los hallazgos de este estudio son un paso más para “conocer mejor cómo los bebés comienzan a comprender y hacer frente al drama de las emociones humanas” añade Meltzoff, Co director de I-LABS.
En este blog trabajamos para señalar la importancia de las primerísimas experiencias emocionales en el desarrollo emocional del ser humano y para defender la necesidad de promover intervenciones preventivas que eviten el sufrimiento humano evitable. Conocer la vulnerabilidad de la criatura humana desde momentos muy tempranos de su desarrollo a contextos emocionales agresivos o negativos nos ayuda a entender mejor lo que debe ser evitado y lo que debe ser promocionado en la crianza. Y nos ayuda a entender mejor que los bebés necesitan criarse en un contexto lo más libre posible de manifestaciones e interacciones entre adultos en las que predomine la ira, la rabia, las agresiones, etc.
Referencias: Betty Repacholi y Andrew Meltzoff. I-LABS, “ Toddlers regulate their behavior to avoid making adults angry”, 2014.